De la palabra a la acción.
De
la palabra a la acción
es
la de elevar el alma y
disponerla
a hacer otras cosas mejores.
En la antigüedad
a nuestra especie le costaba emitir palabras. Nuestro aparato fonológico y nuestro
cerebro no estaban preparados para ello. El lenguaje se resumía en sonidos
guturales. Sin embargo, se poseía habilidad para pintar cavernas y con ello
transmitir información. Desde hace relativamente poco tiempo en nuestra
evolución, los seres humanos hemos cambiado este orden aprendiendo antes la
palabra oral que la escrita. Así, se tiende a hablar y hablar sin parar. Muchas
veces hablamos para expresarnos, otras para escondernos, produciendo con
nuestras voces el ruido necesario que nos sirva de refugio. En ocasiones hablamos
para responder sin detenernos a escuchar a quienes nos rodean, ni a nosotros
mismos, que es aún más grave. Y es que nos encanta comunicarnos a través del
habla. Susurramos, gritamos, cantamos. Hablamos sobre planes, proyectos e
intenciones. Sin embargo, a veces nos cuesta aterrizar todos esos sonidos y
darle una estructura en el día a día para convertirlos en acción. Bien lo dicen
por allí: “hablar es que es muy fácil, hacer es lo que cuesta”.
En mi caso,
siempre que he tenido una idea o proyecto en mente, he necesitado hablar lo
justo de ella y sentarme con papel y lápiz a escribirla. Trazo rutas de posibilidades.
Listas de cosas por hacer. Variables que considerar. El momento que más me
gusta es el de hacer la lista de pro y contras porque, aunque me considero una
mujer de acción, necesito tener clara la ruta hacia dónde quiero dirigir mis
esfuerzos y energía. Aún así he de confesaros que cuando me senté cara al
ordenador, hace ya casi seis años, no
tenía ni la menor idea de que aquellas palabras que vagaban por mi mente y que
transcritas a la hoja en blanco terminarían convirtiéndose en el manuscrito de
una novela. Ahora, transcurrido todo ese tiempo y después de muchas páginas
trazando rutas, después de horas invertidas llevando a pequeñas acciones el
ideario que pululaba inquieto en mi mente y en mi alma. Ahora ha llegado el
momento de ver el fruto de ese esfuerzo. Eternamente en tus ojos
se está imprimiendo a una velocidad de vértigo. Quizás no sea tan deprisa y el
vértigo solo lo siento yo y por ello lo proyecto en todo lo relativo a este
proceso pero, después de tanta espera, parece que todo está ocurriendo muy
rápido. Definitivamente es a su ritmo aunque a mi se me antoje acelerado.
Sé que muchas
veces, sobre todo en cuestiones de suma importancia o decisiones
transcendentales, ir de la palabra a la
acción no es sencillo. Hay miedos que acechan. Inseguridades que
desestabilizan. Y las excusas, ¡Ay las excusas! Esas son mis favoritas. Qué hábiles
son para camuflarse. No os podéis imaginar la de excusas que me puse durante
todos estos años para evitar “poner en acción” las palabras que tanto tiempo
habían estado contenidas en mi interior. Por fortuna, una vez puesta en marcha
y con la excusa (otra vez excusas) de presentarme a un concurso de narrativa,
acoté mis acciones a un plazo estipulado y ya no hubo forma de echarme atrás.
Ese pequeño movimiento llevará a que dentro de muy poco tengamos a Eternamente en tus ojos en nuestras manos.
Estaros atentas
y atentos que en breve os daré más detalles de la presentación.
Me encanta, lo que leo, seré tu fan número 1. Besos y por supuesto que quiero leer más!!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, es un honor para mí que disfrutes con mis letras. Un abrazo.
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